Distante a 80 km al sur de Río Grande por la ruta nacional n°3, se encuentra el cruce de la ruta complementaria “A” e internándose 40 km hacia el mar, se llega al cabo San Pablo. Esta ruta, serpentea por pintorescas estancias y nos ofrece paisajes increíbles de cerros, bosques de lengas, ríos y acantilados que llegan al mar, siendo además muy usual encontrarse con rebaños de ovejas, guanacos, zorros y cóndores.
Una particularidad del lugar, es el río Ladrillero que desemboca aquí, pero en forma subterránea. Luego de su recorrido meandroso por la estepa, llega a las playas del cabo y se funde en sus arenas para terminar en el océano Atlántico.
Un sendero, con un área de estacionamiento para autos y minibuses, te lleva a la cima del cabo, con miradores que facilitan vistas panorámicas de 360°, cartelería interpretativa y bancos para relajarse. En lo alto, está el antiguo faro inclinado, y frente a sus costas, el casco herrumbrado del barco “Desdémona” encallado allí a principios de la década de 1980, imprimiéndole una dosis de misterio propio del Fin del Mundo, y como muestra del pasado de naufragios y aventuras, que se sucedieron en los bravos mares australes.
Distante a 80 km al sur de Río Grande por la ruta nacional n°3, se encuentra el cruce de la ruta complementaria “A” e internándose 40 km hacia el mar, se llega al cabo San Pablo. Esta ruta, serpentea por pintorescas estancias y nos ofrece paisajes increíbles de cerros, bosques de lengas, ríos y acantilados que llegan al mar, siendo además muy usual encontrarse con rebaños de ovejas, guanacos, zorros y cóndores.
Una particularidad del lugar, es el río Ladrillero que desemboca aquí, pero en forma subterránea. Luego de su recorrido meandroso por la estepa, llega a las playas del cabo y se funde en sus arenas para terminar en el océano Atlántico.
Un sendero, con un área de estacionamiento para autos y minibuses, te lleva a la cima del cabo, con miradores que facilitan vistas panorámicas de 360°, cartelería interpretativa y bancos para relajarse. En lo alto, está el antiguo faro inclinado, y frente a sus costas, el casco herrumbrado del barco “Desdémona” encallado allí a principios de la década de 1980, imprimiéndole una dosis de misterio propio del Fin del Mundo, y como muestra del pasado de naufragios y aventuras, que se sucedieron en los bravos mares australes.