Con 33 m de largo y 150 toneladas, la ballena azul es el animal más grandes que habita en el planeta, siendo las hembras un poco mayores. Del color de su cuerpo se desprende su nombre común ya que es azul grisáceo con manchas blancas. Esta especie es muy difícil de ver, con suerte se las puede reconocer por el resoplido que es muy alto (12 m) denso y delgado. Además, la aleta dorsal es relativamente pequeña, aunque generalmente no las exhiben. Las ballenas azules usualmente pueden ser encontradas de manera solitaria, o en grupos de dos o tres animales. Como otros cetáceos, emiten poderosas vocalizaciones de baja frecuencia que pueden viajar miles de kilómetros bajo el agua.

La ballena azul tiende a migrar estacionalmente desde las frías aguas antárticas, donde se alimenta durante el verano, hacia aguas tropicales en invierno donde se reproduce. Sin embargo, poco se conoce de los patrones de comportamiento y reproductivos de este enigmático mamífero. Investigaciones recientes realizadas en Chile, indican que las aguas próximas a la región de Los Lagos y Aysén, son utilizadas como área de alimentación y de cuidado parental durante el verano y otoño austral. Aquí se han observado las mayores densidades en todo el Hemisferio Sur, habiendo un pequeño grupo de estos individuos que permanecen todo el año.

Lamentablemente, por su gran tamaño, tranquilidad y rendimiento de aceite, la ballena azul fue la más perseguida en el pasado. La caza industrial de las ballenas comenzó en el siglo XVII, pero a principios del siglo XX con el uso de mejores tecnologías y el aumento en la demanda, llevaron a esta especie al borde de la extinción. Se estima que durante la década de 1930, más de 50000 ballenas fueron sacrificadas cada año. Afortunadamente, la caza de ballenas está prohibida.